Valida la emoción, no la sofoques.

Cuando se habla de inteligencia emocional, siempre se menciona que es muy importante poner nombre a las emociones. Vemos al emoji triste, al feliz, al enojado…


¿Pero saben por qué es tan importante? Porque nombrar nos ayuda a organizar nuestras experiencias. Es decir, si uso mis palabras para nombrar lo que siento, lo podré entender, para después acomodarlo en su lugar, con el significado y valor que tenga para mí.

Este proceso se vuelve mucho más sencillo y natural cuando desde la niñez contamos con un adulto que nos acompañe durante estas situaciones.

Validar emociones significa que reconocemos el valor de la emoción, sabemos que es importante, que es necesaria, que tiene una función y una razón de ser.

Cuando validamos una emoción estamos ayudando a los niños y niñas a nombrarla, vivirla, acomodarla en su lugar y continuar.

Sin ignorar, reprimir, minimizar o sofocar lo que se está sintiendo o la situación que lo detonó.

¿Y cómo puedo ser un adulto que valida emociones?

La mejor forma de hacerlo es con nuestro ejemplo, cada día, en situaciones cotidianas.

Es decir, con la forma en que respondemos ante nuestras emociones y también ante las emociones de los niños y niñas.

Por ejemplo, cuando:

  • Lloran
  • Se caen
  • No quieren comer
  • Es hora de dormir
  • No quieren compartir
  • Se equivocan
Enseñar a validar emociones puede sentirse también como algo muy complicado; porque a veces, como adultos, podría parecernos que:
  • No es lógica la reacción del niño o niña.
  • No tienen motivos reales para sentir lo que sienten.
  • No estamos de acuerdo con ciertas conductas.
  • Sus emociones son menos intensas porque han vivido menos años.
  • En su lugar nosotros hubiéramos actuado diferente.
  • Sus reacciones son exageradas.
  • Si ignoramos una emoción desagradable va a desaparecer.

Validar es aceptar las emociones como parte de nuestra experiencia humana.

Pero hoy quiero recordarles que, sin importar nuestra edad, de la validación aprendemos que lo que ocurre en nuestro interior es importante y valioso, que merecemos ser escuchados y acompañados. Y esa es la antesala de una sana gestión de emociones, tanto para los niños y niñas, como para sus cuidadores.

Validar es aceptar las emociones como parte de nuestra experiencia humana.

Colaboración de Cerebro Pleno®

Por: Lic. Mónica Rodríguez. Psicopedagoga y creadora de contenido.