Solo es cuestión de pensar cuáles son esos talentos que podemos compartir. Por ejemplo, el programa ¡Vamos a leer! surgió de mi trabajo como periodista al visitar diversas casas hogar para hacer reportajes. Un día, me pregunté ¿quién les lee a estos niños? Y claro, las cuidadoras que laboran en estos sitios hacen su mejor esfuerzo, pero esto no es suficiente.
Así que sin grandes recursos inicié esta actividad. Ha sido gracias a mi esposo y a un grupo de generosos amigos, que han apoyado con donaciones de libros, que este programa es posible. Y es precisamente que cuando se trata de ayudar, hay gente dispuesta a hacerlo, solo necesita que la convoquen a sumarse a buenas causas.