1 – Tiene que respirar, una y otra vez. Respirar todas las veces que sean necesarias.
2 – Identificar su emoción. La ventana está rota y será costoso comprar otra. Eso puede generarle enojo o estrés. Tal vez se sienta tenso y necesite tomarse un “tiempo fuera” para calmarse.
3 – No tomar el cinto. Seguramente si hizo los dos primeros pasos ni siquiera pensará en expresar su emoción a través de la violencia, pero si lo piensa… debe regresar al paso 1 y permanecer ahí el tiempo que requiera. Actuar desde el enojo es peligroso y podría derivar en un delito.
4 – Analizar la situación. Salir de la casa, observar que todos estén a salvo. Asegurarse de que no haya heridos. Demostrar que la prioridad no es el objeto, sino el sujeto.
5 – Dialogar sin gritar. Si esperamos una respuesta honesta, incluso a una situación obvia, un tono de amenaza no ayudará.
6 – Invitarle a ser honesto. Hacerle saber que juntos podrán resolver la situación y que lo que ocurra será una consecuencia natural (ahorrar para pagar la ventana, sujetar el recogedor mientras el adulto barre los vidrios) de su acción y no un castigo. Que sienta la confianza de decir la verdad sin temer a la respuesta del adulto.