Primeramente, tener en cuenta los factores genéticos y fisiológicos; la heredabilidad es frecuente en niños y niñas, cuyos familiares biológicos de primer grado padecieron de la misma condición.
Los factores ambientales como el bajo peso al nacer, multiplica el riesgo de TDAH; también se han visto la correlación con el tabaquismo, el consumo de alcohol y drogas durante el embarazo, además del maltrato infantil en etapas tempranas.
El escenario revela, que para poder hablar de TDAH, no basta con aludir a las manifestaciones conductuales que un niño o niña puedan llegar a presentar, sino, se debe analizar los componentes asociados a la estructuración y maduración cerebral.