Al hablar de dificultades en el lenguaje nos referimos a los problemas de la comunicación oral, habla u otras áreas relacionadas como pueden ser las funciones motoras orales, estas limitaciones y trastornos varían desde simples sustituciones de sonido, por ejemplo decir pado en vez de palo, hasta la inhabilidad de comprender o utilizar el lenguaje como tal.

 

El lenguaje y por lo tanto la comunicación oral del niño se considera desfasada cuando está notablemente atrasado considerando como base la adquisición de habilidades esperables a desarrollar evolutivamente (edad) y en comparación a sus iguales en cuanto a la adquisición de destrezas del habla o lenguaje (semántica: significado de las cosas, pragmática: uso adecuado del lenguaje y sintaxis: orden de las palabras al hablar).

La falta de estimulación y de atención a las necesidades de comunicación oral de los niños son un factor detonante para las dificultades del habla y el lenguaje. Muchas veces estas dificultades que los niños presentan y se manifiestan en retrasos graves a largo plazo son principalmente consecuencia de negligencia por parte de los padres, quienes se dejan guiar por mitos que seguramente muchos hemos escuchado como ‘’aún es muy pequeño’’, ‘’ya hablará’’, ‘’yo estaba igual y mírame ahora’’, así mismo, la sobreprotección y la sobrealimentación de conductas de comunicación no verbal en la primera infancia.

Los especialistas en lenguaje y comunicación enfatizamos la detección e intervención de estas dificultades antes de los 6 años, ya que de esta edad en adelante los niños se ven involucrados en nuevos aprendizajes en los que las secuelas generadas por los problemas en el lenguaje saldrán a relucir,  creando nuevas limitaciones, por ejemplo al intentar acceder a los procesos de lectoescritura; sin embargo, una alteración en la adquisición o desarrollo del lenguaje no sólo podría generar un impacto negativo en esta importante área del aprendizaje sino de forma generalizada ya que lo inhabilitaría si consideramos que la mayoría de los aprendizajes escolares están basados en el lenguaje.

Por otro lado, es importante mencionar el aspecto emocional, ya que éste está estrechamente ligado al desempeño anímico y la motivación al desempeñar actividades académicas y de aprendizaje. Las dificultades de lenguaje podrían generar limitaciones en la socialización por un pobre autoconcepto, actitudes de incapacidad de logro, ansiedad, frustración o incluso mutismo selectivo, la cual es una condición en la que los niños, al estar conscientes de su problemática, se limitan a expresarse de forma oral sólo con aquellos con quienes se sienten seguro y en confianza, evitando relacionarse a nivel conversacional con otros, incluyendo sus maestros.

Como ves, la importancia del desarrollo del lenguaje y las dificultades que se puedan presentar en el proceso son significativas. Te invito a reflexionar sobre la atención que le brindas a tu hijo. Escúchalo y no tomes a la ligera cualquier problema que por sentido común no te resulte propio de su edad.

Tú, como padre de familia, juegas un papel primordial en la detección de estas dificultades, nadie conoce mejor a su hijo que una madre o un padre. Considera que estas dificultades pueden transcurrir de forma inadvertida, silenciosa en su inicio y a largo plazo convertirse en dificultades escolares y sociales que van de leves a muy serias.

Buscar la ayuda profesional que brinde un diagnóstico y estrategias de intervención en tiempo y forma adecuada actúa como un freno al problema; sin embargo, la responsabilidad ineludible es de los padres de familia.

Escrito por: L.E.E. Javier Jiménez Osuna.

Terapeuta de Lenguaje.

Unidad de Servicios Especializados, Ciudad de los Niños Tijuana.